Crecen los casos autóctonos en varias provincias y hay subregistro. Las causas, entre el post Covid y las sequías. La ANMAT estudia la aprobación del fármaco.
La mala: en los próximos días podría escucharse seguido la palabra dengue. Los contagios por el virus que porta el mosquito Aedes aegypti están subiendo y prometen seguir en alza, al menos en las jurisdicciones siempre “sensibles” en la materia. La buena: la ANMAT está evaluando la vacuna japonesa Takeda, que previene la enfermedad provocada por los cuatro serotipos de dengue. Fuentes del sector estiman que el “ok” saldría este año.
Antes de ir a los detalles de la vacuna (su nombre comercial, Qdenga, revela que fue pensada para el público asiático antes que para el hispanoparlante), conviene refrescar un escenario prepandémico que en su momento fue intenso: semanas antes de que llegara el Covid acá, el tema dengue estaba en boca de todos.
No tiene por qué darse un escenario así ahora, pero en 2019-2020 hubo al menos 56.492 casos, la cifra más alta registrada en Argentina. Hace un par de semanas los contagios autóctonos en algunas provincias volvieron a generar preocupación.
Al 2 de febrero, Salta registraba siete casos; Tucumán, tres; Santa Fe, once; y la Ciudad de Buenos Aires, dos.
Clarín pidió cifras actualizadas a las autoridades correspondientes. Al cierre de esta nota, solo había respondido Santa Fe. Carolina Cudos, directora de Epidemiología de esa provincia confirmó una duplicación de casos en una semana.
Subregistro de dengue
Antes se dijo que en la temporada 2019-2020 hubo “al menos” 56.492 casos. Uno de los grandes temas del dengue es el subregistro de infectados, producto de dos problemas: 1) la gente que atraviesa el cuadro febril sin ir al médico, por lo que desconoce su diagnóstico. 2) las personas que consultan pero que reciben un diagnóstico equivocado. Gripe o, mismo, Covid.
Así se completa el problemático ciclo del dengue: aunque el virus no se contagie entre humanos, quienes por uno u otro motivo ignoren tener la infección, durante un par de días previos a mostrar síntomas y hasta un par de días después de haberlos manifestado podrían ser picados por un mosquito aedes aegypti «sano» y contagiarlo.
Consolidado como vector (es decir, transmisor), ese mosquito podrá, ahora, contagiar a otras personas.
Como los casos están subiendo fuerte en algunos países vecinos (como Paraguay), Clarín consultó a Roberto Debbag, médico pendiente de las cifras regionales, ya que preside la Sociedad Latinoamericana de Infectología Pediátrica (SLIPE).
“Por cada caso de dengue, decenas de infectados no son detectados. La circulación es mayor de lo que se estima”, aseguró.
“En Argentina, no todos los pacientes acceden a los métodos diagnósticos; hay un subdiagnóstico absoluto”, remarcó, y luego agregó: “Esto, en los casos en que la persona tiene síntomas. Otros casos no sintomáticos o que son confundidos con un síndrome gripal quedan ocultos”.
Circulación viral de dengue
Para Debbag, “tanto el dengue como el virus chikunguña, que comparten el mosquito vector Aedes aegypti, están mostrando una relevante aparición en toda Latinoamérica. Argentina no está exenta de esto”.
De hecho, Cudos confirmó que en Santa Fe “hay circulación viral en el norte de la provincia, puntualmente en el departamento de General Obligado”, donde los casos autóctonos confirmados eran 18 al cierre de esta nota, sin contar otros dos “importados”.
“¿Si vamos a tener una duplicación de casos cada semana? No lo puedo decir. El panorama es que en enero no teníamos casos y la semana pasada, varias provincias empezamos a tener, de golpe”, se lamentó la funcionaria, y resumió: “El panorama esperable es que los casos de dengue aumenten y continúen todo el verano. Esperamos que no sea como en 2020, que fue muy bravo”.
Más allá de la recomendación conocida de usar repelente (siempre que parezca lógico hacerlo), colocar mosquiteros todo lo que sea económicamente posible y, especialmente, lavar con lavandina y mantener boca abajo cualquier recipiente al aire libre capaz de acumular agua de lluvia (es ahí donde anida el mosquito que luego hace de vector), la pregunta obligada es cuándo habrá vacuna para prevenir la infección.
Dengue: la vacuna más ansiada
Una buena noticia es que hace muy poco, en diciembre de 2022, la EMA (lo más parecido a la «ANMAT europea») aprobó la vacuna Qdenga, desarrollada por la famarcéutica japonesa Takeda en base al serotipo 2 de dengue, en el formato de «virus atenuado».
Aunque la compañía asegura que la protección es por tres años y contra los cuatro serotipos de dengue, la EMA verificó (por ahora) que protege un año y mantiene buena efectividad a lo largo de 18 meses. La autorización de uso fue para todos los mayores de 4 años.
En tanto, la FDA (la «ANMAT estadounidense») está revisando los papeles de Takeda y se espera una aprobación no muy lejana en el tiempo.
En sintonía con esas autorizaciones, desde la ANMAT confirmaron haber recibido el pedido de autorización y aseguraron que «está en evaluación». No dieron precisiones de los tiempos.
Sin embargo, una fuente estrechamente ligada al sector estimó que la autorización debería salir este año.
Qdenga superaría una vacuna previa contra el dengue, Dengvaxia, de la francesa Sanofi, aprobada en 2018, que la FDA solo había recomendado para chicos que hubieran tenido dengue previamente, posiblemente porque la condición más riesgosa es infectarse dos veces con serotipos distintos.
De todos modos, es difícil estimar cómo sería la recomendación de uso de Qdenga acá. Según Cudos, «seguramente esté sugerida para las poblaciones con circulación frecuente de dengue, y no para toda la población».
Por qué hay dengue este verano
Por lo menos dos razones explican el alza de casos actual.
La primera, consideró Debbag, se relaciona a la pandemia de Covid: es el llamado silencio viral inmunológico.
Se trata de un fenómeno ligado al habernos “guardado” del contacto con otros durante meses (por la cuarentena, por el barbijo…) y, también, en el caso de los chicos, por haber incumplido con la vacunación obligatoria.
¿El resultado? Un déficit inmunológico generalizado en buena parte de la población.
Esa debilidad generó candidatos ideales para varias enfermedades, que el cuerpo intenta combatir con un pobre batallón de anticuerpos.
Según Debbag, “las arbovirosis (dengue o chikunguña…), luego del llamado ‘silencio inmunológico’, reaparecieron con formas de presentación que parecen más graves, o que al menos tienen mayor incidencia. Esto ha causado que se incrementen llamativamente los casos de dengue en toda América latina. Argentina, otra vez, no está exenta”.
El cambio climático y las enfermedades
Cudos opinó distinto: no es el silencio inmunológico lo que aumenta los casos sino que existe un ciclo epidemiológico «esperable», que no se condice con un patrón anual. El virus “vuelve” cada tres o cuatro años. Hubo un brote en 2020 y, en 2023, el dengue otra vez asoma la cola.
Sin embargo, la funcionaria santafesina agregó otro factor: “Como infectóloga, no lo relaciono con el Covid, aunque ahora haya mayor circulación de personas. Creo que un tema importante son las sequías«.
«La situación climática que se vive hace que mucha gente se vea obligada a juntar agua, ahí donde no hay agua corriente. Es necesaria para vivir, pero con la acumulación se generan criaderos del mosquito”, explicó.
“Se dice que las lluvias aumentan el dengue, pero también la sequía, ya que hay pueblos enteros que quizás solo cuentan con una canilla”, admitió.
“Estamos impulsando el acueducto, pero lo cierto es que si uno sale de las grandes ciudades, la realidad es otra», dijo Cudos, y concluyó: «Hay muchos lugares que no tienen gas natural. Otros no tienen cloacas. Otros, directamente no tienen agua corriente. Son las tres cosas que hablan del tercer mundo en que vivimos”.